Juan José Cambre, (Nacido en Buenos Aires en 1948, Arquitecto).
Al mirar el pasado, muchas veces no se ve nada. Existe una sentencia “sufi” que dice “olvidarse de haberse olvidado” que calza como anillo al dedo ya que Juan José Cambre se olvido de olvidarse y repasa con meticulosidad y precisión los detalles de su vida que favorecen para acercarse a su obra. Luego del furor de los artistas de la Neofiguración y los últimos rezagos del Pop, mas que las diversas estrategias de los artistas de la geometría severa de los ’60 con su estética reduccionista, se produce en la Argentina una inevitable devaluación de la pintura en la que los nuevos protagonistas del conceptual, del arte de la tierra, de las estructuras primarias o del neo-dada dominaron la escena plástica hasta fines de los ’70. Cambre llega a la pintura en este momento; en un momento en la que la escena internacional se asocia al retorno feliz de la pintura, desde los neo-expresionistas alemanes como Baselitz, Polke o Richter, los americanos Julian Schnabel, David Salle o Ross Bleckner hasta la ruidosa transvanguardia italiana que debatía sobre el regreso a la imagen, a la pintura, al tema, a la historia. Es cierto que sus primeras obras no son representativas del nuevo espíritu, pero plantean un uso del espacio y una pictórica singulares. En 1989, Cambre produce un giro fundamental en su obra y hasta 1999, se suceden una serie de muestras y exhibiciones que lo llevan por Buenos Aires, Caracas, Costa Rica, Milán y Nueva Cork para luego, en las palabras de Guillermo de Aquitania, “hacer un verso de la pura nada”. Las obras anteriores tienen un sentido muy preciso en el contexto de querer narrar algo además de sorprendernos con el color, con un estallido visual de la materia o con la franqueza del material mostrado como cosa en si mismo. Estas nuevas pinturas debían crear una posibilidad para seguir pintando, crear un nuevo entorno.
Hugo Petruschansky